Placa conmemorativa ‘El Baile de los 41’ (‘Danza de los 41’) en CDMX

El Centro Cultural José Martí se estableció en 1976 como una iniciativa destinada a representar la unión de los pueblos de América Latina. José Martí fue un destacado escritor y revolucionario cubano, parte de un movimiento de derechos civiles y poscolonialismo de finales del siglo XIX en las Américas. Parte de este espíritu revolucionario fue parte de la motivación que condujo al movimiento contemporáneo de bailes de travestismo.

Estos bailes fueron asistidos y organizados más comúnmente por hombres queer como un refugio relativamente seguro para explorar sus identidades y sexualidad. Eran comunes en todo el mundo occidental a finales del siglo XIX y principios del XX.

La
Ciudad de México que se conocería como “La bola de 41” tuvo lugar el 18 de noviembre de 1901, en una casa del moderno barrio de Tabacalera. Durante este baile, 42 hombres, 19 de ellos arrastrados, mezclados, bailaron y, según informes sensacionalistas de la época, participaron en un concurso para ganar un encuentro con un joven conocido simplemente como “Bigote rizado”

La policía fue alertada de esta pelota y se presentaron en las primeras horas de la mañana para detener el “espectáculo de indecencia grave”. Muchos asistentes a la pelota intentaron escapar, pero los 42 fueron finalmente detenidos. La razón para que este evento se conozca como “La bola de 41” hasta el día de hoy es que se dijo que el hombre número 42 era yerno de un tal Porfirio Díaz, entonces presidente de
México . La presencia de su relación política fue eliminada de futuros registros e informes de la pelota.

Entre estos informes, quizás los más conocidos fueron aquellos que incluyeron impresiones del conocido ilustrador José Guadalupe Posada, que probablemente no participó en la escritura, como era común en ese momento. Estos informes se referían al evento como “La bola de las 41 mariquitas” e incluían corridos despectivos (sonetos) que describen la reunión. Al igual que el yerno de Díaz, los otros 41 detenidos incluían miembros de la aristocracia y la élite del país. Los que no pudieron sobornar para salir del castigo fueron reclutados forzosamente en el ejército para apoyar las guerras de castas en curso en Yucatán.

Mucho de lo que se sabe sobre el evento y sus consecuencias proviene de los relatos del cronista de la Ciudad de México Carlos Monsiváis, quien también escribió que en los años posteriores al baile, el número 41 se convirtió en un amuleto de mala suerte en México, evitado en de manera similar a 13 en la cultura occidental y 4 en el este de Asia. Sin embargo, esta asociación ha mutado y “41” ya no representa la mala suerte en la cultura mexicana. Sin embargo, los miembros de la comunidad LGBTQ moderna del país han comenzado a reacomodarlo y a usarlo como jerga para una parte superior sexual (con “42” correspondientemente como parte inferior).

Esta placa que conmemora la herencia de The Ball of 41 se dio a conocer en 2001, un siglo después del evento original. Ubicado en una pared del Centro Cultural José Martí, al otro lado de la Avenida Reforma del barrio de Tabacalera donde se realizó el Baile, incluye una cita de Carlos Monsiváis y el relieve de dos figuras masculinas desnudas del artista gay Reynaldo Velázquez Zebadúa, y fue dedicado por La ciudad LGBTQ. Casi dos décadas después, sigue siendo un símbolo de la complicada relación de México con la identidad queer.