En Bélgica, el norte de Francia y otras partes de los Países Bajos, los panaderos crean un pastel de Navidad que recuerda la forma del niño Jesús mismo.
Este pastel, que a menudo se llama cougnou, cougnolle, coquille de Noël, u otros nombres regionales, es un brioche dulce, a veces tachonado o decorado con pasas, chispas de chocolate o cristales de azúcar.
Muy a menudo, está hecho de una bola de masa grande y alargada en el centro, con dos bolas de masa más pequeñas en cada extremo, dando la impresión de un bebé envuelto. A veces es una pieza larga de masa blanda con un bebé hecho de azúcar en el medio, como si la masa fuera una cuna.
Los niños a menudo reciben cougnou el día de Navidad con chocolate caliente. Algunos europeos recuerdan haberlo recibido en la escuela, junto con una naranja u otro regalo. Dejando a un lado los matices del canibalismo, es una tradición deliciosa que muchas personas esperan cada año.
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