La señal horaria de la 1 en el centro de la ciudad de Sheffield, Inglaterra.

Si eres un visitante de Sheffield, o incluso un local despistado, te puede tomar por sorpresa si caminas por el centro de la ciudad en el momento adecuado. Desde 1874, una sirena ha sonado en la entrada de HL Brown, un relojero y joyero, todos los días. Aquellos con un ojo agudo verán una pequeña placa de metal, muy parecida a un letrero de calle, que dice “señal de la hora de la 1”, junto a la sirena que alerta a todos los que la escuchan de que en realidad es la 1 p.m.

Su ubicación sobre un relojero indica el propósito histórico de la sirena. En el siglo XIX, antes de su instilación, los relojes eran menos fiables y nuestro moderno sistema de husos horarios estandarizados estaba en sus comienzos. Como los trenes conectaban ciudades y pueblos antes dispares, su personal y sus pasajeros tenían que lidiar con el caos de cada pueblo manteniendo su propio tiempo. Según The Global Transformation of Time, 1870-1950 por Vanessa Ogle, sólo Chicago tenía tres zonas horarias, y las salidas de los trenes alemanes podrían figurar en “la hora de Berlín, Munich, Stuttgart, Karlsruhe, Ludwigshafen o Frankfurt”. Incluso dentro de la misma ciudad, el sentido del tiempo era inconsistente de persona a persona.

Cuando la señal, que no siempre era una sirena, se instaló por primera vez, se enlazó con Greenwich, Londres, a través del telégrafo. Se cree que las fábricas locales contaban con la señal para anunciar el fin de las pausas para el almuerzo de los trabajadores, y que la compañía de relojes se beneficiaba de la conexión para ajustar sus relojes con precisión. Hoy en día es una tradición estrafalaria, y un recordatorio de una época en la que el concepto de tiempo era un poco más borroso.