Parque Nacional Conmemorativo de Recsk en Recsk, Hungría

Entre 1950 y 1953, la Autoridad de Protección del Estado de Hungría (Államvédelmi Hatóság, o ÁVH, la policía secreta) operó un campo de trabajos forzados cerca de la pequeña ciudad de Recsk. Fundado sin ninguna justificación legal, extendió el modelo de gulag de Joseph Stalin al país entonces comunista. Unos 1.500 prisioneros políticos fueron encarcelados en barracas y detrás de alambre de púas, donde realizaban diariamente de 12 a 14 horas de trabajo agotador en una mina cercana, todo sobre la base de cargos falsos.

Después de la muerte de Stalin, en 1953, el Primer Ministro húngaro Imre Nagy cerró este campo de trabajos forzados (junto con muchas instalaciones similares), y fue demolido. Los prisioneros que aún vivían fueron liberados, pero durante la era comunista, se les prohibió hablar del campo de trabajo. La ubicación del campo fue redescubierta en la década de 1990, sobre la base de los informes de antiguos prisioneros, que también se utilizaron para recrear los edificios del campo.

Uno de los prisioneros más famosos fue György Faludy, poeta, escritor y traductor literario húngaro que escribió sobre sus experiencias en Recsk en una autobiografía titulada Mis días felices en el infierno, o Pokolbéli víg napjaim. Escrita en 1961-1962 en Londres, la novela no pudo ser publicada en Hungría hasta 1987. Sólo dos años más tarde, la revolución provocó la caída del comunismo y el cambio político en Hungría, lo que permitió que el lugar del campo de trabajo se convirtiera en un monumento cuya representación realista de la brutalidad del gulag sigue siendo impactante y aleccionadora hoy en día.