Prisión de Kara en Meknes, Marruecos

Construida a principios del siglo XVIII durante el reinado del sultán Ismail bin Sharif, la prisión de Kara (o Habs Qara) es una vasta prisión subterránea en la ciudad de Meknes, Marruecos. Su característica más inusual es que carecía de puertas y rejas, pero se cree que nadie escapó nunca.

Su ineludibilidad a pesar de la falta de rejas y puertas se debe a su complejo diseño laberíntico. Lleva el nombre de un prisionero portugués al que se le concedió la libertad con la condición de que construyera una prisión que pudiera albergar a más de 40.000 reclusos.

La entrada se encuentra en Ismaili Qasba, pero el laberinto se extiende por kilómetros. Algunos creen que es más o menos del tamaño de la ciudad, mientras que otros dicen que llega a la ciudad de Taza, a más de cien millas al este de Meknes. Según las leyendas, un equipo de exploradores franceses intentó descubrir la inmensidad de la prisión y nunca regresó.

Cada pasillo del calabozo contenía varios corredores, que conducían a otro pasillo, a otro, y luego a otro. Contenía varios agujeros en el techo a varios intervalos, donde los desafortunados eran arrojados a la prisión. Esto hacía virtualmente imposible que los internos escaparan.

A medida que pasaba el tiempo, la prisión fue descontinuada y fue utilizada como almacén de comida. Hoy en día, una parte de la antigua prisión está abierta al público, pero su verdadera extensión es aún desconocida.