Tejo de oro hallado en México formó parte de la Noche Triste

Entre los episodios del proceso de Conquista que serán rememorados este 2020, se encuentra la llamada “Noche triste”, del cual existe un testimonio material único. Este es un tejo de oro que se hundió hace 500 años en los canales de México-Tenochtitlan.

Asimismo, gracias a análisis científicos recientes, es posible afirmar que sí corresponde a la huida de la isla, emprendida por Hernán Cortés y sus huestes el 30 de junio de 1520.

El doctor Leonardo López Luján, director del Proyecto Templo Mayor (PTM), iniciativa arqueológica del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), explicó que, a pesar de la ubicación del hallazgo, el 13 de marzo de 1981, al norte de la Alameda Central, en correspondencia a la ruta de la célebre fuga; y las características propias de la barra metálica, la cuales coinciden con bastante exactitud a las referidas en fuentes históricas, se consideró necesario hacer nuevos estudios con tecnología de punta para autentificarla.

Como lo han hecho con la colección aurífera del PTM, 267 piezas completas y un millar de pequeños fragmentos recuperados en ofrendas, el proyecto concertó el análisis del “tejo de oro”.

Esta pieza forma parte de las colecciones del Museo Nacional de Antropología (MNA).

En comparación con la de otras áreas mesoamericanas como la maya (objetos extraídos del Cenote Sagrado de Chichén Itzá), la o la mixteca (Valles Centrales), las piezas de oro recuperadas en las excavaciones del Templo Mayor, cuenta con los menores porcentajes de cobre.

Noche Triste Tejote de Oro
Respecto al estudio del “tejo de oro”, del cual el investigador da más detalles en el número más reciente de la revista Arqueología Mexicana, señaló que para ello y con la colaboración del doctor José Luis Ruvalcaba, del Instituto de Física (IF) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se utilizó el equipo portátil bautizado como “Sandra”. Ya que, está equipado con Fluorescencia de Rayos X (XRF). Esta es “una probada técnica multielemental de alta sensibilidad, no destructiva, no invasiva y sumamente rápida.

“En fechas recientes realizamos 23 lecturas de XRF en regiones distintas de esta pieza y, como consecuencia, descubrimos que era muy homogénea químicamente”.

Ya que tenía una composición promedio de:

  • 76.2 ± 1% de oro
  • 20.8 ± 1% de plata
  • 3.0 ± 0.5% de cobre.

Si se comparan estos valores con los consignados en la gráfica de zonas geográficas mesoamericanas de uso, nos percataremos que el lingote se sitúa dentro del grupo de piezas recuperadas por el Proyecto Templo Mayor.

“Más interesante aún —continuó— es que se localiza perfectamente en la región ocupada por nuestras piezas más tardías, las de la etapa VI (1486-1502 d.C.), y particularmente por las que se hallaron en torno al monolito de la diosa Tlaltecuhtli, como es el caso de las ofrendas 122, 123,125 y 149″, expresó.

Lo anterior es significativo, pues el lingote es posible que se haya fundido entre 1519 y 1520 d.C.”, detalló.

tejo de oro Noche Triste

Una pieza “clave” del rompecabezas

El “tejo de oro” está relacionado con el relato de la “Noche triste”, la cual supuso una baja importante de españoles, tlaxcaltecas y huejotzincas, en manos de los tenochcas ofendidos por la muerte del tlatoani Moctezuma, entre otros agravios.

El lingote, de 1,930 kilogramos, se descubrió a mediados de 1981, durante la construcción de la Banca Central (Bancen), en las inmediaciones de Avenida Hidalgo, en lo que hoy corresponde a los terrenos donde se asienta el Sistema de Administración Tributaria.

Uno de los trabajadores, Francisco Bautista —quien falleció en 2019 y tuvo la oportunidad de participar después en varias excavaciones arqueológicas— lo encontró y se encargó de entregarlo a los arqueólogos.

El “tejo de oro” se halló a 4.80 metros de profundidad.

Lo interesante es que la ubicación del hallazgo concordaba con el camino seguido por Cortés y sus hombres en la “Noche triste”: el canal de Toltecaacaloco. Por lo que, quedó sepultado en su lecho, hasta que casi 460 años más tarde lo descubrió don Francisco.

El “tejo de oro” llegó a las manos del director general del INAH, a la postre Gastón García Cantú, quien a su vez le informó al mandatario López Portillo. López Luján recordó que, en una rueda de prensa realizada en la otrora residencia oficial de Los Pinos, el presidente calificó el descubrimiento como “Reflejo en el cual se tienen que ver todos los mexicanos”.

Más allá de los discursos floridos, el director del PTM resalta que este lingote es una pieza “clave” en el rompecabezas de la “Noche Triste”.

Ya que, coincide con la descripción que Bernal Díaz del Castillo hizo de los “tejos de oro” que se obtuvieron de la fundición del “Tesoro de los antepasados de Moctezuma”.

INAH Codice Florentino

“Bernal refiere que los tejos medían tres dedos de ancho, equivalente a 5.4 centímetros, y aunque no lo crean, eso mide el lingote hallado en 1981”.

Asimismo, en el Códice Florentino se asienta e ilustra que, una vez que se consumó la venganza, los mexicas regresaron a los canales a buscar los objetos expoliados y es curioso que, uno de ellos aparece portando una espada en la mano derecha y un “barrete de oro” en la izquierda”.

Otras de las conclusiones a las que se llegó en torno al “tejo de oro”, es que se elaboró entre noviembre de 1519 y junio de 1520, por los “plateros” de Moctezuma que residían en Azcapotzalco, bajo la supervisión y los estándares de los conquistadores españoles.

Se confeccionó en las Casas Viejas de Axayácatl, fundiendo “un conjunto de joyas e insignias de orfebrería mexica”, a una temperatura de 950° C.

“Las piezas mexicas fundidas procederían del ‘Tesoro de los antepasados de Moctezuma’, hallados por los españoles en el Teucalco (Casas Viejas de Axayácatl) o, quizás, del oro obtenido como botín de guerra en los almacenes reales de Petlacalco, las armerías del Tlacochcalco o los talleres artesanales del Totocalli”.

En todo caso, concluyó el investigador del INAH, Leonardo López Luján, el “tejo de oro” se exhibe hoy en el Museo Nacional de Antropología, “como dramático testigo material de la Conquista española y testimonio arqueológico único de la llamada ‘Noche triste’”.

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arqueólogo
Este artículo es una recopilación de material publicado previamente por el INAH.