Chichibu Chinsekikan (Salón de las Rocas Curiosas) en Chichibu,Japón

El Chichibu Chinsekikan, o Salón de las Piedras Curiosas, es un museo privado de Chichibu famoso por su peculiar inventario. Sus principales atracciones son el jinmen-seki, piedras que naturalmente parecen caras.

En el segundo piso hay vitrinas de cristal llenas de piedras que se parecen, bueno, a casi todo. Hay piedras que toman rasgos de iconos de la cultura pop como Jack Sparrow, Elvis Presley, e incluso Donkey Kong. También entre la colección hay una miríada de piedras que se asemejan a celebridades japonesas, políticos y personajes del anime. Algunas son más complejas que las caras, formando siluetas de patos y ovejas, una se asemeja al Gran Cañón, otra, al bosque de Guilin. Es una extraña fusión de la geología y el arte foráneo, que seguro que hace reír a los visitantes.

El fundador del Chinsekikan, Shōji Hayama, originalmente coleccionaba piedras producidas localmente para venderlas en Tokio. Sin embargo, después de decidir que algunas de las piedras más curiosas se quedaran en Chichibu, comenzó a acumular una colección.

Inicialmente, su colección estaba compuesta principalmente por rocas con forma de cordillera e islas. Un día, un pariente le envió una extraña piedra negra con tres conchas de cauri fosilizadas adheridas a ella, formando una pareidolia facial. Esa piedra cambió su vida para siempre.

Este rostro supuestamente apareció en los sueños de Hayama una noche, diciéndole que lo ayudara a hacer más amigos. Más de un millar de jinmenseki llegaron a su posesión, todos ellos formados de forma natural.

Cuando abrió el museo en 1990, Hayama no esperaba mucha respuesta, pero pronto ganó publicidad al circular el boca a boca. El museo también se promocionó internacionalmente en la televisión y en Internet.

Hayama falleció en 2010 a la edad de 89 años. Su hija, Yoshiko, se hizo cargo de la curaduría del Chinsekikan después de su muerte. Hoy en día, hay más de 1.700 piedras en la colección en exhibición, y más están almacenadas en el interior, esperando pacientemente ser “identificadas”.

Muchas de las piedras han sido bautizadas por los visitantes y se les invita a bautizar las piedras sin nombre, o a traer sus propios jinmenseki para donarlos al museo.