Monasterio de Pedralbes en Barcelona, España

Hoy en día, Pedralbes es un barrio acomodado al oeste de Barcelona, pero hace 700 años, era simplemente un campo deshabitado. La Reina Elisenda de Moncada eligió personalmente este lugar para construir un convento para poder vivir allí como una viuda penitente. En el palacio no muy lejos, la salud del Rey Jaume II estaba decayendo y ella sabía que su tiempo era corto.

Una de las características más llamativas del monasterio es la tumba de doble cara de la Reina Elisenda. Al entrar en la iglesia, los visitantes son recibidos por una escultura ornamental de Elisenda vestida con toda la ropa, un símbolo de aplomo. Frente al claustro, al otro lado de la iglesia, se representa como llena de dolor, arrepintiéndose de sus pecados.

Durante siete siglos, las abadesas han presidido una comunidad arraigada en los mismos ideales franciscanos de observancia religiosa. Las inscripciones en latín a lo largo del refectorio apuntan a uno de los muchos actos de reclusión de las monjas. Fueron amonestadas a escuchar la liturgia y a comer en silencio.

En 1327, la comunidad de monjas clarisas se instaló por primera vez en el monasterio. Poblada por hijas de las familias más ricas de Cataluña, a menudo traían consigo una dote. Los visitantes tienen la oportunidad de admirar los excepcionales tesoros que las monjas clarisas han acumulado.

Se exponen retablos del siglo XVI, una escultura iconográfica de Cristo en espera de la crucifixión y pinturas que sitúan anacrónicamente a San Francisco de Asís en escenas de la Natividad. Las obras eclesiásticas del museo están diseñadas en estilos gótico, renacentista y barroco.

Las obras fueron diseñadas principalmente para preservar la piedad y asegurar la devoción entre las monjas, las celdas privadas añaden a la atmósfera austera. Menos austeros son los murales del siglo XIV recientemente restaurados en la capilla de San Miguel. Los colores rojo escarlata y azul celeste deslumbran en las escenas que cubren las “Alegrías de la Virgen María” y la “Pasión de Cristo”.

Ferrer Bassá, uno de los primeros pintores documentados de Cataluña, fue contratado para pintar la capilla, pero no fue el único artista italiano que trabajó en Pedralbes.

Otros aspectos destacados dentro del monasterio incluyen una enfermería renacentista bien conservada, jardines de hierbas repletos de mejorana, orégano y albahaca. También hay una colección de dos docenas de miniaturas que cuentan la historia del nacimiento, muerte y resurrección de Jesucristo; una de las favoritas de los turistas.

Al salir, los visitantes son recibidos por el aire refrescante de la montaña y el olor de los mandarines maduros.