La Plaza San Martín, en la antigua ciudad de Segovia, recibe otro nombre: Plaza de las Sirenas. Aunque se desconoce el origen de su apodo, parte de la historia puede explicarse por las esculturas mitológicas en forma de esfinge que rodean la plaza. Estas esculturas, conocidas como sirenas, no se parecen en nada a las sirenas. Con cabezas de mujeres y cuerpos de leones, parecen ser esfinges místicas y a la vez de aspecto terrenal.
En 1850, el ayuntamiento encargó al escultor Francisco Bellver y Collazos la creación de esculturas de sirenas para instalarlas alrededor de la plaza, como aparentemente se llamaba la Plaza de las Sirenas desde la Edad Media. Pero Bellver no tenía ni idea de cómo podían ser las sirenas, ni el pueblo de Segovia (ni el ayuntamiento, posiblemente). Dos años más tarde, después de incumplir el tiempo de entrega, Bellver completó las esfinges. Las improbables sirenas aún pueden verse en la plaza hoy en día, lejos del océano, flanqueando la estatua de Juan Bravo.