En febrero de 2018, la revista Science informó sobre una investigación llevada a cabo por la Universidad Británica de
Southampton que provocó un gran revuelo en la comunidad científica.
El artículo se refería a investigaciones realizadas en tres cuevas españolas: La Pasiega (Cantabria), Maltravieso (Extremadura) y Ardales (Andalucía). En estas cuevas, se realizó una prueba de uranio y torio para fechar algunas de las pinturas de las cuevas. El método ya había tenido éxito en la cueva de El Castillo en Cantabria, que data de algunas de las pinturas con más de 40,000 años de antigüedad. El estudio encontró que las pinturas en Maltravieso pueden ser mucho más antiguas de lo que se creía anteriormente.
La Cueva de Maltravieso fue descubierta en 1951, cuando una explosión dentro de una cantera de piedra caliza reveló la profunda cavidad. En el interior había cráneos humanos, restos de animales, cerámica y otras herramientas actualmente en exhibición en el Museo de
Cáceres .
El descubrimiento atrajo la atención de varios investigadores locales. Entre ellos estaba Carlos Callejo, quien descubrió las pinturas en las paredes de las cuevas en 1956. En total, unas 71 plantillas de manos negativas adornan las paredes. Alrededor de una de las plantillas, pequeños depósitos de carbonato se superponen al pigmento rojo. Ese depósito fue analizado recientemente usando datación de uranio-torio. Se descubrió que esta pintura en particular se creó hace unos 66.700 años, mucho antes de que el Homo Sapiens se estableciera en Europa.
Este descubrimiento indica que algunas de las pinturas deben haber sido creadas por neandertales. Esto haría de la Cueva de Maltravieso uno de los ejemplos más antiguos de arte rupestre del mundo. Si las pinturas fueran realmente el arte de los neandertales, obligaría a los científicos a reevaluar los patrones de comportamiento de los antepasados anteriores de la humanidad.
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