Las Termas Romanas de Amador de los Ríos, también conocidas como las Termas Romanas de Toledo, una vez cubrieron casi 25.000 pies cuadrados en el centro histórico de la ciudad. Sirvieron como una especie de club social donde se cerraron acuerdos legales y negocios de todo tipo.
Las termas se utilizaron hasta el siglo VI. En 1500 fueron parcialmente destruidas por los toledanos, que tomaron la piedra de los balnearios para usarla en otras construcciones. Hoy en día, el mármol y las esculturas del lugar se pueden ver en las casas de los alrededores, incluyendo la escultura de un sátiro danzante desnudo, de la que sólo se conoce otra en el mundo, en Grecia.
Una pequeña parte de los baños reapareció en 1986 durante la renovación de una casa, lo que dio lugar a una excavación arqueológica, que reveló que el subsuelo estaba equipado con un sistema de calefacción, o hipocausto. Por el calzado encontrado en el lugar, con tacos de hierro en las plantas, los suelos de mármol se calentaban bastante. También se conservan parte de las obras hidráulicas de la ciudad, a las que estaban conectadas las termas.
Actualmente las termas tras ser restauradas por el Consorcio de la Ciudad de Toledo, pueden ser visitadas gratuitamente.